La plancha es lo más cómodo, fácil y sano para elaborar el pescado. Sin embargo, algunos de nosotros estamos peleados con ella. El pescado se nos puede destrozar al hacerlo a la plancha, pegándose y siendo imposible darle la vuelta en condiciones. Descubrimos dos trucos infalibles.
La forma profesional
Tras muchos años tratando con cocineros profesionales, me he dado cuenta de que muchos coinciden con la siguiente manera para hacer el pescado a la plancha, conservando todo su sabor y, sobre todo, su forma.
Se trata de asarlo, con la sartén bien caliente, unilateralmente. Solo por el lado de la piel y a fuego medio-lento. De esta forma, la piel no se queda pegada al ser más gruesa y hacerse lentamente; y sin embargo el pescado queda bien cocinado por ambas partes, al hacerse a fuego lento.
Para todos los días
Es verdad que no siempre nos podemos permitir el lujo de tener el pescado a fuego lento, con el ritmo de vida que llevamos. Por eso, podemos echar mano de nuestro amigo, el papel de horno o papel vegetal.
No tenemos más que calentar la plancha o sartén, poner el papel encima y dejar el pescado sobre este. Nos hará de capa protectora y permitirá que le demos la vuelta sin problema y sin perder propiedades.
Otra forma, con este mismo papel, es envolver directamente el pescado el él. No hace falta envolverlo herméticamente. Lo justo para poder dejarlo en la plancha y poder girarlo, incluso con la mano. Hay que decir que de esta última manera, se queda medio asado, medio cocido, por el propio vapor que se concentra dentro del papel; pero aun así es una auténtica delicia.